30 de octubre de 2010


Tenía unos ojos tan profundos como el océano. Yo siempre le había amado. Ahora estaba aquí, delante mía, pidiéndome que compartiese mi vida con él, yo tenía miedo, era un día corriente, un siete de agosto, que se convertiría en el siete de mi vida, acababa de volver de un lugar del que no quería escuchar hablar, era sábado y la calina del verano era notable. En cuanto quise darme cuenta, mis labios buscaban su boca, sus brazos buscaban mi espalda, me sentí refugiada en su regazo, en una calle transitada. Y entonces pensé: "Ya puede acabarse el mundo, que yo ya estoy contigo."

29 de octubre de 2010

Fue el gesto más bonito que jamás había echo nadie por mi.
Pasé noches enteras mirándola hasta que el tiempo pudo con ella. Soñé con sus pétalos, su olor penetraba en mi mente.


Tan solo la miraba, y te veía a ti.
Bello, sencillo y complejo.
Puro, vanidoso.


Esperanzador.
Te amo.
Un tal Gabriel García Márquez decía:
"Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa."
En efecto, tenía razón.
Yo me enamoré de tu sonrisa hasta en los días en los que menos lucía porque estabas triste. Me aferré a ella tan fuerte que aún no me he desprendido de ella. Porque quiero seguir observando como brilla.
Sabes que jamás olvidaré tu bonita sonrisa.

Tú, tan adictivo como la droga más dura.
Tú, la razón de mi sonrisa.
Tú, la persona a la que amo.
Tú.
Voy a quedarme dormida en tu cintura.

Yo estaba esperando que cantes mi canción, y que habras esa botella, y brindemos por ella, y hagamos el amor en el balcón.
"Una noche de amor, es un libro menos leído."

25 de octubre de 2010

Por el paseo marítimo de esta ciudad costera, tú me enseñabas a patinar. Podía verse mi alegría reflejada en mi sonrisa, la cual intentaba que fuese lo más tierna posible. Tú te reías al ver como me caía, sin embargo corrías a ayudarme en cuanto intuías que podía hacerme daño.
Una pareja de ancianos estaba sentada en un banco, mirando atentos a la escena,  ella le comentaba a él sobre el pasado, cuándo eran jóvenes.
"Ojala pudiese volver a vivir todo el tiempo que hemos compartido en todos estos años, cada segundo en el que mi corazón ha latido por ti."
Él se sonrojó al poder escuchar sus pensamientos.
"Si volviese a nacer, volvería a buscarte para pasar otra vida contigo."

Desde lejos, vimos como aquellos adorables ancianos, se amaban tal y como nosotros lo hacíamos ahora, vimos nuestro futuro en un plano presente. Pensé que tal vez él, le habría enseñado a patinar a ella, aquí, en este mismo lugar donde les gustaba pasar las mañanas.
Toda una vida, queriéndose.
Respirando, el uno para el otro.

19 de octubre de 2010

Yo soy de las que cree que si quieres algo, tienes que luchar por ello, que nunca llegará solo. Soy de las que cierran la puerta de casa con fuerza, para avisar de que he llegado. Me gusta ver películas repetidas y saber exactamente qué es lo que pasará a continuación. Soy de las que el solo de guitarra de 'Carolina', de M-Clan le parece lo más tierno que ha escuchado en años. Adoro los pasteles de frambuesa, y los yogurts de coco.

Soy una amante fiel de los calcetines. Soy de esas locas que comen helado en invierno. Y también pertenezco al grupo de gente que se pasaría horas y horas, escuchando música. Soñadora y realista, paciente e impaciente. De aquellas que jugando a los dardos, tan solo sacan su puntería al final y a continuación sonríe diciendo: 'Ha sido solo suerte'. Hago fotografías de todo lo que puedo, y les saco un doble, quizá un triple sentido. Admiro a todas y cada una de las personas que consiguen lo que se proponen, sin embargo, no quiero parecerme a nadie. Soy una de entre mil, de las que ha vivido cientos de historias, cientos de romances efímeros, pero tan solo uno de verdad. Yo también me aprendo las cosas por medio de recuerdos, y los asocio.



Tan normal, tan corriente, como los coches que deambulan por las calles de la ciudad. Simple y sencilla, ya que a veces serlo es lo mejor. De aquellas que creen que tiempos pasados fueron mejor y de las que dice que la mejor palabra es la que nunca se dice. De las que actúan, en vez de hablar.


Echo de menos hasta el punto de desvanecerme, quiero hasta perder la razón y amo hasta enloquecer.


De las que piensan firmemente, que tenemos que saber quién y cómo somos. Tenemos que conocernos y no dejarnos influir.


De esas que ríen hasta tener la mandíbula dolorida. De esas a las que le gusta caminar por su piel.