Un tal Gabriel García Márquez decía:"Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa."
En efecto, tenía razón.
Yo me enamoré de tu sonrisa hasta en los días en los que menos lucía porque estabas triste. Me aferré a ella tan fuerte que aún no me he desprendido de ella. Porque quiero seguir observando como brilla.
Sabes que jamás olvidaré tu bonita sonrisa.
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